
Un último deseo
El abuelo se sintió mal al ver la actitud de sus nietos, que no querían ayudar a su madre ni colaborar en la casa. Pensó que necesitaban una lección y se le ocurrió una idea. En vez de sacar un papelito, se levantó la manga de la camisa y les mostró el número que tenía tatuado en el brazo.
Los niños se quedaron callados y asintieron con la cabeza. Sabían que su abuelo había sobrevivido al Holocausto, pero nunca le habían preguntado mucho al respecto. El abuelo continuó:
- Déjenme contarles una historia. Cuando yo tenía su edad, vivía con mi familia en Polonia...